Ha pasado el verano y empezamos un nuevo curso, con mucha energía e ilusión. Este julio y agosto, me he dedicado sobre todo a reflexionar, sobre que?. Principalmente sobre la manera de dar las clases de Ciencias en este siglo XIX.
Últimamente, todo el mundo habla del Flipped Classroom, como si fuese la panacea: “… modelo pedagógico que transfiere el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula…” (recogido de la web de http://www.theflippedclassroom.es/)
Y yo me pregunto, es tan nuevo ???. Muchos somos los docentes que transformamos nuestras aulas para dar las clases de forma diferente, introducimos las tablets (@juancarikt), las simulaciones por ordenador, el lenguaje audiovisual (@londones y la red Cero en Conducta, Tribu 2.0) la programación y robótica (@catywo, Red Experimentar y Compartir – E&P Sarea) … pero siempre se nos acaba olvidando algo: el espacio en sí, el aula.
Por ello, este año, he decidido dar íntegramente las clases de Ciencias en el Laboratorio. Nada de aula teórica, con pizarra y demás. Simplemente, el laboratorio de química. Un espacio poco utilizado al que quiero darle mucha vida.
Va a ser todo un reto, ya que hasta ahora siempre se ha utilizado como punto a donde ir a hacer 2 o 3 prácticas al año. Comenzamos el lunes, con Química de 1 y 2 de Bachillerato … en este blog ire contando como va nuestra experiencia 🙂